jueves, 20 de octubre de 2011

El Templo de Dendera

El Templo Astronómico


Haciendo historia , veremos que la construcción del templo fue iniciada por Nectanebo I, se continuó y decoró en el periodo ptolemaico y se terminó en época romana.






Tiene dos salas hipóstilas y el "patio del año nuevo" con capiteles hathóricos.


Dentro del templo hay doce criptas decoradas, y dos capillas funerarias de Osiris, de una de ellas procede el célebre "zodiaco" que se expone en el Museo del Louvre, en París.


En el tejado había una capilla donde se celebraba el rito de la unión de la diosa Hathor con el ''disco solar''.


Un gran muro de adobe rodea el recinto con una puerta monumental de Domiciano y Trajano.


Al sur del templo de Hathor, se halla el templo del nacimiento de Isis, decorado en tiempos de Augusto]. En el entorno se encuentran el mammisi de Nectanebo I, el mammisi romano, un lago sagrado y un sanatorio.
Dendera fue capital del nomo VI del Alto Egipto. La ciudad está situada en la ribera oriental del río Nilo, unos 70 km al norte de Luxor.


La necrópolis de Dendera


Con importantes tumbas del Imperio Antiguo y el primer periodo intermedio de Egipto.


Los nobles construyeron amplias mastabas, en una de ellas se conserva la decoración, estelas y "falsas puertas".


Hay catacumbas con bóvedas de ladrillo y tumbas de animales, predominando las de pájaros, perros y vacas (que simbolizaban a la diosa Hathor)


*En los "Misterios de Osiris", Dendera fue una de las tumbas de Osiris, celebrándose allí la representación ritual de su resurrección.




Los franceses de Bonaparte tuvieron la satisfacción de ser los primeros en medir la Gran Pirámide o descubrir el Valle de los Reyes. Las arenas empezaron a ser retiradas y los relieves volvieron a ver la luz de Ra. Y aquellos dioses que fueron venerados, viejos ya cuando los nuestros no habían nacido, se asomaron tímidamente a los investigadores que se atrevían a contemplarlos.
Los europeos del siglo XIX se enteraron de lugares arqueológicos hasta entonces desconocidos. Uno de ellos fue Dendera. En el volumen IV de la Descripción de Egipto, en las planchas 2 a la 34, los dibujantes plasmaron el estado de uno de los templos más bellos que existe. Empezó con ello un estudio que aún hoy no ha concluido y lleno, como no podía ser de otra forma, de enigmas y polémicas.




Dendera es un pequeño pueblo situado en la ribera occidental del Nilo a 60 km. al norte de Luxor. Su nombre proviene del de "Tentyra" o "Tentyris", que fue utilizado en la época greco-romana, y que a su vez provenía del original egipcio "Enet-te-ntr". El templo de Dendera, conocido también como "El Castillo del Sistro" o "La Casa de Hathor" está dedicado a Hathor, la diosa del amor, de la alegría y de la belleza, que los griegos asimilaron con su Afrodita.





Conocimientos astronómicos sorprendentes

Cuando las tropas de Napoleón llegaron a Dendera en 1.798 el templo luchaba por emerger sobre el mar de arena que se empeñaba en hundirlo. Su entrada tan solo se adivinaba. Y mientras que los científicos se armaban de paciencia y de trabajo para despejar el conjunto, los militares se armaron en el techo del templo para defender la posición desde tan estratégica atalaya.

Cuentan que una caja de municiones colocada sobre la arena que también cubría la terraza se deslizó por un tragaluz hacia el interior. Cuando bajaron a buscarla vieron que había abierto un camino hacia las salas superiores del templo. Y en una de ellas realizaron un descubrimiento espectacular cuando las teas encendidas iluminaron un monolito que medía 3,60 metros de largo por 2,40 de ancho, y un grosor de casi un metro.
Ocho metros cúbicos de roca que llegaba a pesar 16.000 kg. y que se encontraba colgado del techo. Para la Historia el descubrimiento fue realizado en 1.799 por el general Louis Desaix y por sus representaciones astronómicas se le conoció a partir de entonces como el Zodiaco de Dendera.

Estudios posteriores comprobaron que no sólo esa sala, sino todo el templo estaba dedicado al firmamento. Albert Slosman, doctor en matemáticas y en informática y colaborador de la NASA en los proyectos Pioneer sobre Júpiter y Saturno, indicó que todos los fundamentos de astronomía y de astrología del antiguo Egipto partían de Dendera. Según Slosman existe un papiro del escriba del faraón Keops que se conserva en el Museo de El Cairo y en el que se precisa que,
"...por orden de Khufu, el templo de la Dama del Cielo de Dendera será reconstruído por tercera vez, sobre el mismo emplazamiento y según los planos establecidos por los "sucesores de Horus" sobre pieles de gacela y salvaguardados en los archivos del Rey...".
Algunos estudiosos como E.C. Krupp indican que el zodiaco se realizó en el año 30 a.C. y que fue importado de Mesopotamia. Por su parte Sir Norman Lockyer, el famoso astrónomo estudioso de Stonehenge, mantenía que Dendera era mucho más antiguo y que se había construido en alineación con Sirio. Para el filósofo alsaciano R.A. Schwaller, el zodiaco de Dendera encierra indicios internos de una vetustez remota.

Giorgio de Santillana y Herta von Dechend señalan que el movimiento de precesión se conocía desde la más remota antigüedad y que controlaba la actividad celestre y la terrestre. Efectivamente, una marca en el zodiaco de Dendera indica el polo eclíptico norte que, junto a otros jeroglíficos del borde del disco, indica las posiciones de los equinoccios en una época muy anterior a la que es fechado.






Un conocimiento que no fue adquirido por evolución sino que aparecía ya desde el principio de su civilización aunque aludiendo, eso sí, a la presencia de unos dioses que mediaban en la hazaña y eran los destinatarios de tal ofrenda. La ceremonia del "estiramiento de la cuerda" se asociaba con la fundación del templo, ya que consistía en colocar su eje paralelo a una cuerda que unía dos estacas.
En las inscripciones de Dendera se indica que el rey tenía su ojo puesto en una estrella de la constelación de la Pata delantera del Toro (Osa Mayor). I.E.S. Edwards indica que ese rito del estiramiento de la cuerda es antiquísimo y menciona el relieve encontrado en el templo solar del faraón Niuserre (V dinastía). Si las alineaciones astronómicas y el estudio de los ciclos precesionales eran anacrónicos para griegos y romanos, ¿cómo es posible que los egipcios del Imperio Antiguo ya lo conocieran?
El gran problema que se planteaba era el mencionado por Otto Neugebauer y R.A. Parker, quienes afirmaban que "un amplio conocimiento de la precesión no es compatible con una descripción no matemática de la astronomía". Para ellos los egipcios expresaron en términos alegóricos los conceptos astronómicos. La paradoja es que acertaron de pleno. Y si no poseían instrumentos apropiados, ¿de dónde les vino tal conocimiento?.


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